Amigo Félix

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Suenan unos golpes de timbales en mi cabeza. Poco a poco me desperezo y me doy cuenta de que me he quedado adormilado en el sofá y de fondo suena la música introductoria de la enésima reposición de un capítulo de “El Hombre y la Tierra”. Esa serie de documentales que a mucha gente de nuestra generación nos parecen anticuados, con colores pálidos y movimientos que nos pueden parecer bruscos, muy distintos a los actuales documentales que podemos encontrar en plataformas como Netflix.

Sin embargo, esos documentales que Televisión Española emitió en los años 70 cambiaron para siempre y de golpe el paradigma que se tenía de la naturaleza en ese momento. Se la empezó a presentar como ese elemento que nos rodea y que necesitamos conocer y preservar como un tesoro.
Imágenes que en el momento de emisión fueron, y aún son, hitos en la narrativa documental se acompañaban de una voz hipnótica. Una voz que narraba con un tono firme y serio, pero a su vez plagado de amor y pasión, escenas de una belleza y dureza excepcional y que, en muchos casos, mostraban animales y parajes de la península que poco tienen que envidiar a los que encontraríamos a miles de kilómetros, donde nos transportan los documentales de otros genios como David Attenborough. Esa voz tan inolvidable es la de un tal Félix Rodríguez de la Fuente. Muchos posiblemente ya lo conozcáis, a otros, en cambio, simplemente os suene como el protagonista de las historias del abuelo cebolletas.

Bien, pues Félix Rodríguez de la Fuente nació en Poza de la Sal (provincia de Burgos) en 1928 y desde bien joven se empezó a interesar por la naturaleza. Sin embargo, estudió Medicina y aprendió lo que fue su pasión de forma autodidacta.

Su imagen siempre se asocia con uno de los primeros movimientos conservacionistas en España. Su salto a la fama fue con trabajos documentales que mostraban la fauna autóctona, en muchos casos desconocida por la sociedad de aquella época, llegando a permitir la protección de especies que en ese momento eran consideradas alimañas (por la amenaza que causaban en agricultura y ganadería) y que han acabado por convertirse en emblemas de nuestra biodiversidad. Una de ellas, el lobo ibérico, fue terriblemente castigada hasta 1970, cuando pasó a considerarse especie cinegética, siendo posible su caza sólo en determinadas localizaciones, determinados momentos del año y con técnicas específicas. Fue gracias a Félix y a sus estudios etológicos sobre este cánido, que el lobo ibérico pudo sobrevivir en un momento en el que tan cerca estaba de su extinción, con menos de medio millar de ejemplares en todo el territorio. La consideración del lobo como especie cinegética redujo su caza indiscriminada (exceptuando el furtivismo) y comenzó a acentuar un conflicto que entonces, y aún ahora, sigue siendo foco de polémica en el mundo rural. La presencia de lobo en zonas donde su caza está prácticamente prohibida puede ocasionar importantes pérdidas en el sector ganadero, encontrando una fuerte oposición al movimiento de defensa a ultranza de este bello animal.

Actualmente existen más de 250 manadas de lobo ibérico en España, localizadas en su mayoría en la comunidad de Castilla y León, que han visto reducidos sus territorios durante las últimas décadas por la expansión del hombre y la destrucción de los ecosistemas de los que forman parte. El papel regulador fundamental que tienen los superdepredadores como el lobo en nuestros ecosistemas hace que la más mínima modificación de su hábitat o en otros elementos de los que depende, puedan generar reacciones en cascada que desequilibren por completo estos ecosistemas (pero esto ya lo hablaremos más detenidamente en otro momento).

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Félix acompañado de un lobo ibérico (Fuente: El País).

Mucho antes Félix ya se había interesado en rescatar del olvido una actividad que llevaba abandonada en los libros de historia desde los siglos XVIII y XIX: la cetrería. Este arcaico pero efectivo método de caza que Félix quiso resucitar nos permitió conocer un poco mejor a sus protagonistas: las aves rapaces o aves de presa, que estaban extremadamente amenazadas y sin ningún tipo de legislación que las protegiese. En 1954 participó en la fundación de la Sociedad Española de Ornitología (SEO) y gracias, en parte, a sus estudios sobre la etología de las rapaces, en 1966 se consiguió proteger el halcón peregrino y las rapaces nocturnas.

La emisión de sus documentales durante los años 70 permitió a la sociedad española de la época, en muchos casos ya desvinculada de la tradición rural y con una modernización en ciernes, no olvidar el mundo y los elementos que sus padres y abuelos habían conocido durante las décadas anteriores. La creación de los “Campamentos de jóvenes naturalistas” de Montejo de la Vega durante esos años supuso la presentación de estos elementos naturales a la juventud, provocando la aparición de un nuevo interés colectivo hacia la protección de la naturaleza en nuestro país. Estos campamentos estuvieron estrechamente ligados al papel de Félix como vicepresidente de ADENA (actualmente WWF-España) y a los trabajos de protección y conservación del buitre leonado que allí mismo se desarrollaron.

Ese interés no solo en conocer hasta el más mínimo recodo de nuestros ecosistemas sino en mostrárselo al mundo, lo transmitía desde una perspectiva concienciadora y totalmente comprometida con el movimiento conservacionista y no únicamente desde una perspectiva estética. Con sus imágenes y narrativa cautivaba, pero también presentaba, enseñaba y divulgaba lo que en poco tiempo sería un simple recuerdo, si no se actuaba con rapidez y decisión. Esa es en muchos casos la labor del divulgador naturalista: tratar de entender y mostrar de forma clara todos los escondites de la naturaleza. Esto, unido a una pasión por ella, es capaz de contagiar ese interés y devoción, llegando a entender el papel de estos procesos en el planeta y como directa o indirectamente nos vemos afectados por su modificación o desaparición.

Su obra escrita y cinematográfica, incluyendo la inconclusa “El Hombre y la Tierra”, ha sido distribuida en numerosos países y sigue, a día de hoy, siendo un ejemplo de divulgación naturalista que atrae y captura, no estando exenta de polémica por el uso de animales troquelados y presas vivas para capturar algunas de las más eficaces y crueles, pero a su vez naturales, técnicas de caza.
El 14 de marzo de 1980, justo el día en el que cumplía 52 años (y hace poco más de 40), Félix y otros tres tripulantes perdían la vida en un accidente de avioneta cerca de Shaktoolik, una pequeña localidad de Alaska, dejando así un legado incalculable y convirtiéndose, si no lo era ya, en la mayor figura del conservacionismo del medio ambiente y diversidad en España y siendo reconocido mundialmente. En palabras de su mujer Marcelle, «Félix fue el mejor embajador de la vida en el mundo de los hombres, y su mayor error fue llevárselo demasiado pronto».

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Félix en una exhibición de cetrería en 1955 (Fuente: Wikipedia).

Glosario  
Especie cinegética: Especie cuya captura mediante la caza o pesca está autorizada por la administración competente.
Etología: Estudio del comportamiento animal en condiciones de libertad o cautividad.
Cetrería: Actividad de caza con aves rapaces entrenadas, principalmente águilas y halcones.
Animal troquelado: Animal que en un periodo de aprendizaje, normalmente durante las primeras etapas de vida, es manipulado indebidamente, haciendo que se termine identificando o improntando con seres humanos.


Para saber más

  • El Hombre y la Tierra Aquí están disponibles todos los episodios de la serie.
  • Sociedad Española de Ornitología Muestran fichas muy detalladas así como manuales de identificación de las aves de España y todos los proyectos en los que participan.
  • World Wildlife Fund España ONG muy diversa con el objetivo principal de proteger y conservar la naturaleza tratando temas como alimentación, cambio climático, energías limpias, etc.